Pesadilla

Ya es la tercera noche que despierto agitado; esta pesadilla se está volviendo recurrente. Y estoy seguro de que es una, porque un sueño tranquilo y agradable no me provocaría esta sensación de pánico y desesperación. He creído que el ver noticias de impacto o películas de terror provocaban estos sueños terribles y he evitado ver eso por las noches e incluso en el transcurso del día. Lo más estresante es que no recuerdo nada de lo que sueño, solo me queda la sensación de pánico y desesperación.


He tratado de buscar por internet por qué no puedo recordar las pesadillas que tengo y no he encontrado algo útil, solo leyendas absurdas de seres que escapan de sus prisiones a través de los sueños para devorar a sus víctimas. Las religiones crearon esas leyendas para poder tener dominadas a las personas por el miedo, y por lo visto han podido manipularlas a través del tiempo. Nada de lo que he encontrado puede explicar mi situación. Comencé a tomar medicamento para dormir; y aunque no he despertado en las noches de manera súbita, al amanecer despierto con una sensación horrible por todo mi cuerpo.


A pesar de ya no despertar a mitad de la noche, me siento muy agotado y con poca fuerza; algo está afectando mis sentidos al punto de alterarme a cualquier ruido que me tome por sorpresa. Me siento muy intranquilo y tengo la sensación de que algo o alguien está merodeando cerca de mí. Creo que estoy a punto de tener una crisis nerviosa al grado de volverme loco. Cuando regresaba a mi casa, tomé el camino de siempre, no había nada de diferente excepto por la lámpara que estaba parpadeando. Eso fue suficiente para que un temor inexplicable recorriera por todo mi cuerpo; estaba seguro de que había algo oculto entre las sombras y que de un momento a otro me atacará y me arrastrará hacia la oscuridad. Mi cuerpo comenzó a temblar mientras caminaba y un sudor helado emanaba de mí; intentaba darme calor frotando mis manos en mis brazos, pero era inútil. Aceleré mi paso y me alejé de cualquier sombra esperando que aquello que me acechaba fuese lento y que solo se moviera en las partes oscuras de la calle. La desesperación se apoderó de mí cuando descubrí que por más rápido que intentara caminar, solo avancé un par de metros; miré hacia el frente y la calle comenzó a extenderse más allá del alcance de mi vista.

Intenté correr, pero al dar el segundo pasó sentí como caía lentamente y perdía el conocimiento. No sé cuánto tiempo estuve inconsciente, cuando desperté seguía teniendo la misma sensación de terror por todo mi cuerpo. Intenté ponerme de pie, pero no tenía la suficiente fuerza para incorporarme; me quedé sentado en el piso un momento. Bajé la mirada con dirección a mis manos y pude ver como temblaban sin cesar al mismo tiempo que una sensación de hormigueo las recorría. El ruido de algo arrastrándose a mis espaldas hizo que olvidara mis manos; tenía miedo de voltear y por fin ver a la criatura que me ha estado atormentando todas estas noches. Como pude obligué a mi cuerpo a levantarse y salir corriendo. Hui despavorido de ahí sin rumbo fijo; me detuve en el momento que la fuerza de mis piernas comenzó a menguar y el corazón estaba a punto de salirse de mi pecho. Busqué una pared para recargarme y descansar un poco, batallaba para respirar y mi vista comenzaba a nublarse.

Una vez que recobré el aliento traté de reconocer el lugar en donde estaba, comencé a voltear para todos lados buscando a aquello que me perseguía. Sentí un enorme alivio al no ver nada raro en los alrededores. Retomé el camino hacia mi casa, evité ir por lugares donde había pasado antes creyendo que aquello estaría esperando para atacarme. Llegué al departamento justo cuando comenzaba a anochecer; sentí un alivio al estar frente a la puerta, por fin estaba en un lugar seguro. Al entrar y ver las sombras de los muebles la sensación de terror comenzó a invadirme nuevamente. Encendí todas las luces en un intento desesperado de sentir seguridad, corrí de inmediato hacia mi habitación buscando desesperadamente la pequeña caja donde guardaba algunas cosas. Sabía que ahí estaban los tranquilizantes que hace mucho tiempo me recetó el médico, quise abrir el pequeño frasco, pero el temblor de mis manos no me dejaba. Comencé a sentir la falta de aliento y una oscuridad comenzó a invadir la habitación, todo se tornaba de un color negro. Fue en ese momento cuando por fin vi a la criatura.

El calor de los rayos del sol me despertó, ya había amanecido; me encontraba en el piso y las pastillas estaban regadas por doquier. No sé qué pasaría en la noche, perdí el conocimiento y sin embargo me sentía con energía y extrañamente tranquilo. Recogí el medicamento, me metí a bañar y después me preparé el desayuno; evitaba en todo momento recordar lo sucedido el día anterior, cuando llegaba el recuerdo de inmediato pensaba en otra cosa. Pensé que ya todo había terminado, pero cuando estaba a punto de salir del departamento; la misma sensación de terror comenzó a invadirme. Un extraño murmullo se escuchaba del otro lado de la puerta, bajé la mirada y pude notar que algo estaba afuera esperándome. ¡Lo sabía!, sabía muy bien que no era mi imaginación jugando una broma macabra y había algo acechándome. Bloqueé la puerta con un mueble pesado y aseguré todas las ventanas. Llamé a mi trabajo y solicité los días de descanso que me debían y que mi jefe insistía en que los tomara; les dije que saldría y que en el lugar donde estaría no había recepción por lo que no podría comunicarme con ellos.

Al darme cuenta de que la criatura estaba fuera de la casa, estaría seguro si me encerraba y aislaba del mundo entero. No podría entrar y atacarme; había revisado todos los focos y estaba en buen estado, los fusibles se encontraban en perfectas condiciones y tenía suficiente alimento y agua como para estar acuartelado durante semanas. No había fallo alguno en mi plan, de todos modos, busqué algún objeto que me sirviese de arma. Estuve tranquilo durante todo el día, pero al caer la tarde comencé a sentir pánico; encendí todas las luces y recorrí todas las habitaciones buscando indicios de alguna ventana abierta. Sabía que tenía que estar calmado, la desesperación solo jugaría en mi contra; así que agarré nuevamente las pastillas y tomé una. Pasaron un par de minutos y no sentía el efecto esperado, tal vez tendría que aumentar la dosis. Vacíe el contenido de todo el frasco en un plato hondo y comencé a moler las pastillas, pasé el polvo a un vaso grande lleno de agua y lo mezclé para beberlo por completo. Después de unos minutos mi cuerpo comenzó a sentirse pesado y perdí el equilibrio, todo daba vueltas y mi cuerpo ya no reaccionaba a mis órdenes.

Antes de perder el conocimiento pude ver de nuevo a la criatura, estaba saliendo de un rincón oscuro de la habitación. Estaba reptando hacía donde me encontraba, parecía una mancha negra y conforme trepaba por mi cuerpo la sensación de un frío de muerte me invadía. Tenía mucho miedo, quería gritar, pero algo en mi garganta impedía que el sonido saliera de mi boca, sentía ahogarme. Antes de que perdiera el conocimiento, aquella mancha viscosa había cubierto por completo mi cuerpo.


FIN


*Nota: Esta no es una simple historia de terror; es la historia de muchas personas que han estado en depresión y muchas otras más que han perdido esa batalla y optan por suicidarse. Muchas veces es difícil notar que alguien está en depresión. Si ves que algún familiar, alguna amistad, tu pareja o compañero de trabajo pueda tener depresión o algún problema emocional; hazle saber que no está solo. Que puede contar contigo para apoyarlo o dirigirlo con algún especialista.

Categorías Literatura

Deja un comentario

search previous next tag category expand menu location phone mail time cart zoom edit close